El ancho mundo, Pierre Lemaitre



"Jean se sentía perfectamente lúcido, su mente registraba cada detalle, cada ruido, su cerebro almacenaba todas las sensaciones que ofrecía la situación. Sin dudarlo un segundo, con tranquila certeza, se situó ante la puerta cerrada que se abrió justo en ese instante, dándole la razón. La chica era increíblemente guapa, Jean se quedó boquiabierto. Ella esbozó un “Oh” de sorpresa, pero era demasiado tarde: Jean la había agarrado del pelo. Ella cayó al suelo de rodillas, con los brazos extendidos hacia lo alto, y Jean le sujetó la cabeza con ambas manos y, con todas sus fuerzas, se las estrelló contra la taza del inodoro. La chica volvió el rostro hacia él: solo le había partido la nariz y abierto el pómulo, aunque ya sangraba en abundancia. Jean retrocedió de un salto para que no lo salpicara y, volviéndola a agarrar del pelo, le golpeó el cráneo varias veces, primero contra la porcelana de la taza y luego contra la pared. La chica se desplomó, la sangre manaba a chorros; él salió, volvió a cerrar la puerta del cubículo y se lavó las manos en el lavabo sin mirarse en el espejo."


 No se como empezar... el simple hecho de escribir me cuesta horrores, cuando uno sufre un trauma es muy dificil que luego sea capaz de que su cerebro elabore un discurso coherente y mucho menos creativo. Cuando dicen que la escritura es terapeútica, deberían decir que cuando has sanado, la escritura puede ayudar a seguir sano, pero la cretividad, entendiendola como la capacidad de crear algo, se ve mermada por la enfemedad, los traumas, las desilosiones, los cambios profundos en tu vida...

"Pierre Lemaitre en  El ancho mundo, somete al lector a una tortura constante. Hace que odies a los personajes (al menos a los de esta novela, al igual que en Nos vemos en el cielo). Su falta de empatía y su crueldad traspasan las hojas del libro para sin querer ponerte del lado del resto de la humanidad, pensando que si te encontraras con ellos no serias capaz de reacionar a su crueldad. 

Esta novela, se entiende mucho mejor si has leído las dos anteriores de la trilogía, porque la saga de los Pelletier en la posguerra francesa, no tiene desperdicio: las personalidades de Jean, François, Etienne y Hélène, siguen la estela de corruptelas, asesinatos y escándalos, comparable a las de sus progenitores. Y los escenarios (Beirut, Saigon y París), añaden a la trama la parte de suspense y exotismo.

Lemaitre siempre perfecto, genial, increible, ensambla las piezas como el más delicado y meticuloso cirujano.

M J 

  


Comentarios

Entradas populares de este blog

"El insólito peregrinaje de Harold Fry" Rachel Joyce

Claus y Lucas, Agota Kristof

Releyendo... Hoy, La vieja sirena, José Luis Sampedro

La Abadesa. María, la excelenta. Toti Martínez de Lezea