La madre de Franquestein, Almudena Grandes. Episodios de una Guerra Interminable.

 

"El 25 de septiembre de 1956, a las ocho de la tarde, en la Clínica Santa Águeda, Rafaelita Rubio tuvo una hija sana, por cesárea. Un sacerdote al que conoceréis pronto, el padre Pedro Armenteros, estuvo presente. Él recogió a la niña, se la entregó a una pareja que estaba allí esperando, rellenó un certificado para justificar que el bebé de Rafaela había muerto a las pocas horas de nacer. Os lo cuento para que lo sepáis pero, sobre todo, para que no lo olvidéis. No le he dicho nada a la abuela porque saber la verdad sólo le causaría problemas, pero Franco no va durar siempre. Cuando esto se acabe, yo ya no viviré en España, pero vosotros seguramente sí. Y a lo mejor tenéis una oportunidad de decir la verdad."

La Madre de Franquestein, es la última novela de Almudena Grandes, pertenece a los Episodios de una Guerra Interminable, después de leer toda la serie de Episodios, te queda un regusto de tristeza y amargura por la descripción detallada de todas las pequeñas cosas que una a una, quitó la represión franquista a los ciudadanos que perdieron la guerra. La España de la posguerra es una España reprimida, resignada y sometida a los privilegios de los ganadores. Lo que mas me conmueve de la descripción de las vidas cotidianas, es esa falta diaria de libertad, expresada en las pequeñas cosas, por ejemplo, en el sometimiento de la mujer al hombre, a la iglesia, a una sociedad basada en el perjuicio y en la ignorancia.

La historia que Almudena Grandes desgrana en estas 550 páginas es la vida y la reclusión de la paciente Doña Aurora Rodríguez Carballeíra, asesina confesa de su hija; estas páginas estremecen por su mucho de verdad y por la riqueza de sus personajes, destacando sobre todos ellos Germán Velázquez, el médico psiquiatra del manicomio de Ciempozuelos y María Castejón, auxiliar del mismo manicomio. Las vidas de estos dos personajes se encuentran entrelazadas por los cuidados que dan a Doña Aurora, se enriquecen como personas mutuamente, como dos seres únicos y especiales, dejando a su paso un reguero de respeto y buenas obras, que repercuten política y socialmente en su círculo más cercano, casi sin quererlo, creando un clima de esperanza en el Madrid de la posguerra. 

Tengo que decir que desde el principio de la lectura de la novela he tenido en mi mente a mi sobrina Paula, y a ella le dedico esta reseña, y por supuesto el libro.

Enhorabuena Almudena. 

Gracias por tus novelas.

MJ