Todo ese fuego, Ángeles Caso


" Míranos en cambio a nosotras , pobres mujeres, obligadas a escribir a escondidas, a publicar bajo seudónimos, a ocultar todo ese fuego dentro de nosotras, disimulando como si fuéramos ladrones el anhelo y la furia. Míranos planchando, cocinando, cosiendo, barriendo los suelos, tratando de robarle minutos, segundos a la vida que pasa deprisa para poder escarbar ahí dentro, en las brasas que arden en nuestras cabezas, igual que bandidos aguardando la noche para despojarse de la ropa formal y envolverse en oscuras capas amenazadoras y salir a las casas a destruir, aunque nosotras no destruyamos sino que creemos , imprudentes mujeres , pecadoras mujeres que se niegan a doblegarse al silencio". 


Hace días que no me encontraba con una novela, escrita con tanta LITERATURA, con mayúsculas. Desde que era muy joven he leído a Ángeles Caso, me encanta Elisabeth, emperatriz de Austria-Hungría, con este libro aprendí que las historias de los cuentos no son reales, con este libro perdí la inocencia viendo a Sissi, sumida en su depresión y aprendí  que aquellos relatos que leía de niña de la mítica reina no era siempre bella y feliz.

Pero en Todo ese fuego, he vuelto a saborear la escritura de esta gran escritora, la redacción del libro es de una gran belleza, la narración de la vida de las hermanas Brönte, ya de por sí interesante, se hace tan real en aquella casa rectoral, que sientes la angustia y la tristeza de aquellas mujeres de la época victoriana, que se adelantaron a su tiempo y que con su empeño y sabiduría inundaron la literatura del siglo XIX de belleza y autenticidad. Sus vidas se mezclan en las novelas con la ficción, encogiéndonos el alma, cuando leemos los relatos de aquella vida tan dura en los páramos londinenses. 

Angeles Caso ha sabido dar al relato de ese pedazo de vida toda la autenticidad que se merecen las hermanas y al leerlo transformar en pura literatura aquellos años angustiosos, sobre todo desde el punto de vista de Charlotte Brönte.

Ese ansía de libertad nos une a todas nosotras mujeres escritoras, en nuestros anhelos y vivencias, a la literatura para así hacernos eternas con ella. Gracias por esta lección de libertad, me uno a ese grito por tantas mujeres que hoy en día siguen su lucha callada "cocinando, planchando, trabajando, ..." por ese trocito de libertad.MJ




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