El ala izquierda. Cegador, I. Mircea Cărtărescu. Reseña
"Treinta años
recuerdan las lágrimas de mis ojos. No estoy en mis cabales. Siento en mis
oídos el susurro de la soledad, desesperado y tranquilizador al mismo tiempo,
cómo oía en otra época el susurro de los
intestinos que rodeaban el útero de mi Madre. El gorgoteo del manantial de la
cueva de su vejiga. A veces pasa el tranvía o, en la profundidad de la noche,
ladra algún perro vagabundo o habla alguien en voz alta y todo él y todos estos
ruidos le recuerdan a mi piel (pues seguramente en aquel entonces yo oía con la
piel, como las arañas, como si estuviera completamente envuelto en mi propio
tímpano) el eco lejano de la voz de mi padre, en una habitación miserable en la
que yo todavía no existía. Muy joven, sin afectar, en camiseta, mi Padre pegaba
la oreja la barriga de mi Madre y decía algo, y mi piel, tan fina con una pompa
de jabón, oía sus palabras deformadas, como se oyen los ruidos de casa cuando te sumerges por completo
la bañera llena. Me parecía sentir incluso el olor a sudor que manaba la
pelambrera de sus sobacos. Sentía luego como agarraba con los dedos ni taloncito
o mi codo, cuando yo los apoyaban en la pared elástica del vientre. Sentían en una
parte del cuerpo, cuando estaba acurrucado, translúcido, la sombra de la gran
mariposa de la cadena de mi madre, que eclipsaba la luz mortecina de la bombilla
que colgaba del techo sujeta por dos cables. A veces abría los párpados, se me
emborronaba la córnea con el líquido de la placenta y, a través del cristal grueso
del útero, entre veía el mundo: dos
animales inmensos olisqueándose en su guarida, abrazándose en una cama de
tablones, penetrándose cómo se penetrarían dos astros. Dos anatomías
monstruosas extendidas en el camastro de
tablas, dos muestras teratológicas. El útero de mi madre deformaba, como una
lente de carne, el nuevo mundo al que yo sería expulsado. Visto a través de él,
su cráneo se alargaba, el hocico se llenaba de colmillos terroríficos, las
costillas atravesaban la piel y se habría como las alas monstruosas de un murciélago,
mientras que de la columna vertebral de mi padre brotaban unas espinas óseas
que arañaban el techo. Tenía miedo de ellos, de su guarida, de los suplicios de la
respiración y la digestión, del roce inimaginable de los dedos córneos en mi
piel suave y húmeda."
El ala izquierda es la primera parte de la trilogía El Cegador, un periplo imaginario al germen de la naturaleza humana. Complicada transmutación del autor en protagonista de su propia introspección. Un ejercicio complicado de auto-conocimiento que lleva al lector a la búsqueda de su propia identidad.
La escritura surrealista de Mircea Cărtărescu nos lleva a degustar el lenguaje de una forma sublime, con lo que nos olvidamos del argumento de la novela que estamos leyendo. Sus metáforas enredadas en metáforas sin fin, los sinónimos infinitos, las palabras desconocidas (cólquicos, céfiro, meconio, filogenia, homúnculo, agnosia...), cultas, científicas... se entreredan en otras simples y de gran belleza, integradas en la acción literaria como tal, desgranan como la carne roja de la granada un universo interno único, inmerso en su mente como neuronas enmarañadas.
Una trilogía y un autor para lectores exigentes e inmersos en la búsqueda de su propio yo.
MJ
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