El cuento de la criada, Margaret Atwood
" Un hombre al que observan varias mujeres. Debe de sentir algo muy extraño. Ellas mirándolo todo el tiempo y preguntándose y ahora ¿qué hará? Retrocediendo cada vez que él se mueve, aun cuando sea un movimiento tan inofensivo como estirarse para echar mano de un cenicero. Juzgandolo, pensando: no puede hacerlo, no servirá, tendrá que servir, y haciendo esta última afirmación como si fuera una prenda de vestir pasada de moda o de mala calidad que de todos modos hay que ponerse porque no se cuenta con nada más. Ellas se lo ponen, se lo prueban, mientras él, a su vez, se las pone como quien se pone un calcetín, se las calza en su propio apéndice, su sensible pulgar de recambio, su tentáculo, su acechante ojo de babosa que sobresale, se expande, retrocede y se repliega sobre sí mismo cuando lo tocan de forma incorrecta y vuelve a crecer agrandándose un poco en la punta, avanzando como si se internara en el follaje, dentro de ellas, ávido de visiones." El cuento de...