Microrrelato: Mi interpratación de las virgenes suicidas

María José Ortiz No siento nada. 4 ataúdes blancos presiden el altar del sacrificio. Mi útero se yergue como copa maldita. Siseos interminables desgranan sin ganas las cuentas del rosario, eliminan la quietud de mi alma: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores..." Virgen subida al cielo. Enaltecida por el fuego eterno del sacrificio. Mi muerte, nuestra muerte, sacrificio perfecto. Entregadas para siempre a la eternidad. " Si no hubiésemos tomado la decisión de suicidarnos, nos hubiésemos ahogado...