"Columnas me sostienen, oleadas de desnudas emociones me golpean los costados. Pero ¿cuál de ellas es pena y cuál alegría?
Me lo pregunto y no encuentro la respuesta. Sólo sé que necesito silencio, estar solo, irme, y dedicar una hora a considerar lo que ha ocurrido en mi mundo".
VIRGINIA WOOLF(LAS OLAS)
Los girasoles ciegos, Alberto Méndez
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Primera derrota: 1939 o Si el corazón pensara dejaría de latir
Segunda derrota; 1940 o Manuscrito encontrado en el olvido
Tercera derrota: 1941 o El idioma de los muertos
Cuarta derrota; 1942 o Los girasoles ciegos
Todos los cursos, en el IES en el que trabajo hacemos lo que llamamos "El libro invisible" para San Jorge, nos apuntamos en una lista y a cada uno se nos asigna un número, luego sorteamos ese número y compramos un libro a nuestro lector invisible. El Día del libro de 2017, llegó a mis manos Los girasoles ciegos, cómo es un cuento que había leído y había visto la película, no le hice mucho caso de momento, pero el verano da para muchas lecturas, y he acabado de leer los cuatro cuentos que integran este libro. Los relatos se desarrollan en la posguerra española y son independientes unos de otros, sólo tienen en común los acontecimientos vividos en España después de la guerra civil, con la Ley de responsabilidades políticas, promulgada por Franco en febrero de 1939 y que se aplicó con carácter retroactivo a los acontecimientos sucedidos en España al comienzo de la guerra en 1936. Los vencedores en esta guerra ni olvidaron, ni perdonaron; los españoles abandonados del mundo, sufrieron una represión, propia de una guerra, de 1939 a 1945, mientras en Europa se libraba también otra guerra. Ningún organismo Internacional quiso saber qué pasaba en nuestro país, dónde se cometieron las mayores atrocidades contra los vencidos, de forma impune, y sin ningún tribunal internacional que los prohibiera. Los relatos de Alberto Méndez son una pequeña muestra de la crueldad de la guerra y de la ignominia de los vencedores, además hay que decir que la prosa y el vocabulario utilizado por el escritor son de una exquisitez insuperables, expresiones y palabras como " Dédalo de trincheras", "militar desarbolado", "atarantapayos", "reencuentro de los tahalíes", "mónada de Leibniz", "habla crípticamente", "el cuarto día amaneció desecho en nieblas", "la caseta del fielato",...etc, etc. Riqueza de vocabulario, historias que sobrecogen y enrabian, donde los protagonistas son seres completos, llenos de honor y de respetabilidad, frente a la crueldad y la vileza de sus adversarios. Gracias a mi "benefactor de libros" invisible. MJ
El peregrinaje del hombre moderno . El ser humano se siente tan sólo, que hay veces que la sola presencia de otro ser humano a su lado le produce dolor. No sabemos comunicarnos con nuestros semejantes, sabemos quejarnos, sabemos reprocharnos conductas, sabemos amar con manos y piel, pero nos olvidamos de las palabras, los sentimientos están tan dentro de nosotros, que la realidad les impide atravesar nuestra piel. El viaje de Harold es un viaje dentro de si mismo, la muerte de su hijo David desgarra las vidas de Harold y Maureen, dos personas desconocidas, dos seres que con el nacimiento de su hijo olvidan lo que les había llevado a vivir juntos, a quererse, a amarse; un matrimonio, que perdido en la desesperación, ha roto los vínculos que los unía. El viaje de Harold es un viaje a las entrañas del nuestro propio conocimiento, la ayuda entrañable de un amigo/a puede más que el amor que sentimos hacia nuestro compañero/a, el amor se pierde en el camino, la soledad
" El gran cuaderno , La prueba y La tercera mentira: Claus y Luca s es un retrato poliédrico de la complejidad humana, un libro extraordinario sobre los horrores de la guerra y los totalitarismos.Basado en las vivencias infantiles de su autora, una exiliada húngara que lo escribió en francés, este libro que se publicó por primera vez a finales de los años ochenta es un auténtico clásico moderno." El gran cuaderno "Ella tiene que morir también. Así no habrá pruebas. Ojos que no ven, corazón que no siente. Sí, la pequeña morirá. Tendrá un accidente. Justo antes de que acabe la guerra. Sí, un accidente es lo que hace falta. Nada de veneno. Esta vez no. Ahogada en el río. Meter la cabeza debajo del agua. Difícil. Empujarla por la escalera de la bodega. Nos lo bastante alta. El veneno. Tiene que ser veneno. Algo lento. Bien dosificado. Una enfermedad grave que vaya royendo poco a poco, durante meses. No hay médico. Mucha gente muere así, por falta de cuidados, duran
El estudio de la personalidad de los reyes o personajes ilustres de la Edad Media, Moderna o Contemporánea en España, tiene unos magníficos representantes en los escritores de novela histórica, la mayor parte de ellos historiadores, además de excelentes escritores. La vida de Maria la Excelente, una de las hijas bastardas del rey Fernando el Católico, en La Abadesa de Toti Martínez de Lezea, es un ejemplo de ello. Esta novela histórica está basada en un hecho real como es el descubrimiento por parte de María Esperanza, monja agustina de que es hija del rey Fernando, por una carta que escribe éste al papa cuando muere la reina, y que manda remitir a la monja. A partir de ahí la escritora, resalta las andanzas de la monja para descubrir sus orígenes y qué fué de su familia materna; en su recorrido hacía sus orígenes en la ciudad de Bilbao, la Abadesa, recorrerá también un camino de peregrinaje hacia su pasado, en el que descubre como su padre y su familia paterna han vivido y viven
Los círculos del tiempo II "Porfiria abundaba en argumentos para defender su tesis. Ante todo, era imposible considerar junto a un Dios que empezara por encarnarse varón, discriminando así en contra del otro sexo. Sólo sería aceptable que hubiera querido nacer andrógino o asexuado, pero, en ambos casos, su deformada humanización le hubiera impedido comprender a los seres que venía salvar y hacerse comprender por ellos. Puesto, por tanto, a vivir con determinado sexo, lo justo deberá asumir el femenino más próximo a la creación de la vida en el proceso de generación. Cuando el contrincante rechazaba ese razonamiento, Porfiria alegaba la naturaleza misma del mensaje divino. Era imposible asomarse imparcialmente a la predicación del llamado Jesús sin reconocerla llena de un amor de una mansedumbre totalmente ajenas a la mentalidad de los barbudos patriarcas judíos y a sus hábitos predatorios, en sus garras para arrebatar tierras a los canónigos invocando su implacable Jehová.
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